El Movimiento de Transición gana un premio del Parlamento Europeo

EESC3-490x367El Movimiento de Transición ha ganado el primer Premio 2012 a la Sociedad Civil concedido por el Comité Económico y Social Europeo.

Del Movimiento de Transición destacan que se trate de un movimiento social con la particularidad de que somos personas en entornos locales trabajando como una comunidad, innovando  y trabajando para lograr un futuro con menor dependencia de los combustibles fósiles y con el máximo nivel de bienestar para todos. En los cinco años de existencia del movimiento se han lanzado 500 iniciativas en 23 países europeos y más de 1000 grupos en todo el Mundo. Los grupos de Transición en Europa desarrollan productos y servicios sostenibles de producción y distribución de alimentos, energías renovables y ahorro energético. Mención especial ha recibido el proyecto piloto «REconomy» que trabaja para ayudar a los diferentes Movimientos de Transición a desarrollar empresas que generen «empleos más verdes».

Aquí tenéis un link a la noticia en el sitio web del Comité Económico y Social y otro link a la noticia en el web oficial del Movimiento de Transición.

Con toda legitimidad, en Portilllo en Transición podemos estar orgullosos de haber aportado nuestro granito de arena a la obtención de este premio.

¡Enhorabuena a todos, que también hemos sido premiados.!

¡ Háztelo tú mismo !

«Primero fue el huerto en el jardín. Después vinieron las gallinas y las abejas. Y después el pan, las conservas, las compotas, el vinagre y el jabón. Con el tiempo llegarán la miel, la cerveza, el vino y el membrillo. Todo hecho sin salir de casa, porque ahí es donde empiezan los grandes cambios…»Erik Knutzen, con sus gallinas en su casa de Silver Lake. | Isaac Hernández

En este interesante artículo publicado en El Mundo del 11 de marzo de 2012 hablan de casos concretos de personas que han cambio de un estilo de vida basado en el consumismo a otro en el que cada cual vuelva a tomar las riendas de su propia vida…

Carlos Taibo sobre el crecimiento/decrecimiento económico

Siguen un resumen y comentarios sobre los planteamientos sobre «El crecimiento económico» de Carlos Taibo, el máximo de esta idea en España, que fue profesor de Mª Eugenia (La Pedraja) en un master de Derechos Humanos.

Javi Bachiller

Carlos Taibo expone en “En defensa del decrecimiento” cómo la actual crisis económica ha venido a evidenciar lo que ya muchos imaginábamos: que el sistema capitalista (sea libremente asumido o impuesto) ha demostrado ser de una gran eficacia para aumentar la pobreza, la inestabilidad, la falta de cohesión social y destruir el medio ambiente.
Las tesis del capitalismo pasan por aumentar la producción y el consumo indefinidamente, obviando el hecho de que los recursos son finitos. Por otra parte, el modo de vida occidental que promueve, por un lado, la acumulación de bienes, y por otro, la rápida sustitución de estos, fomenta que se consuman recursos por encima de las capacidades del planeta. Conforme a la teoría de la huella ecológica, en 1960 utilizábamos el 70% de nuestro planeta, y se pronostica que para 2050 necesitaríamos servirnos del 200%, lo que es a todas luces imposible. No hay que olvidar tampoco que el reparto de la riqueza del mundo es bastante desigual, encontrándose ésta concentrada en las manos del 20% de la población. ¿Qué ocurriría si el 80% restante lograra llegar al nivel de vida de los más afortunados?
Desafortunadamente, cada vez hay menos posibilidades de que esa última hipótesis se convierta en una realidad. Los países ricos han prestado una atención escasa y, por lo general interesada, hacia sus vecinos “subdesarrollados”. Y la crisis es una excusa excelente para mirar hacia otro lado, como lo es para relegar a un segundo plano la necesidad de plantar cara al cambio climático. La realidad, no obstante, es que la pobreza, el hambre, la marginación, la superpoblación, el agotamiento de las materias primas y el cambio climático continuan siendo una amenaza, aunque no sean ya tema de actualidad. Y probablemente se esté desaprovechando una ocasión inmejorable para modificar las reglas del juego, haciéndolas más justas.
En las tradicionales reglas del juego tienen un especial relieve las palabras desarrollo y crecimiento. Pero ambas palabras deben estar referidas al crecimiento y desarrollo de ese índice perverso que es el PIB. Éste mide esa riqueza que expolia a los pueblos y ecosistemas, pero no toma en cuenta otros bienes de carácter intangible que son los que verdaderamente procuran la felicidad del ser humano: las relaciones humanas, la solidaridad, la salud o la paz.
La propuesta de esta obra es, en definitiva, invitar a una revolución: no parar el crecimiento, no desacelerarlo, sino invertirlo. Demostrado está que tener cada vez más cosas no da la felicidad al hombre, antes bien, le sumerge en un estado de perpetua insatisfacción y ansiedad. El decrecimiento es entonces la apuesta que permitirá a las sociedades ricas volverse más equitativas, dedicando el tiempo que antes empleaban en trabajar para acumular bienes al ocio, a la cultura, a los demás. También se beneficiarán los países ahora empobrecidos, quienes deben continuar su desarrollo por otras sendas que las demostradamente nefastas del capitalismo. E, igualmente, los ecosistemas en peligro podrán recuperarse.
La propuesta es sensata. Y aunque la reflexión sobre todo lo que acumulamos de superfluo y de lo que podemos prescindir debe ser personal, “En defensa del decrecimiento” es una buena ocasión para comprender que tiene que haber una forma más justa de vivir: para con nosotros, para con los demás y para con el planeta.